Parece que el agua ejerce una especial atracción para la mayoría de los perros, especialmente en la época calurosa.
Si el tuyo es uno de ellos, son varias las cuestiones básicas a las que debes prestar atención. La primera de ellas es muy obvia, mantenerlo controlado, ya que son frecuentes los accidentes debidos a esta causa. Algunos despistes pueden no tener la menor consecuencia, pero ¿qué pasa si el perro se lanza a un río en una zona con fuertes corrientes y no consigue alcanzar la orilla? Que puede tener el peor de los finales.
También es importante saber si el sitio “acuático donde vamos” admite la estancia de perros, incluso su baño, ya que son innumerables las playas y los pantanos españoles que no los admiten durante la época estival.
En caso de que el perro se pueda bañar en alguna piscina, recuerda la necesidad de que esta cuente con escalones sumergidos, a los que el perro pueda llegar y posarse para salir… Si se trata de una piscina sin este tipo de escalera y el perro se tira al agua sin que nadie se dé cuenta, puede morir ahogado tras desfallecer por no poder salir del agua.
Además de estas precauciones, una vez que el perro se baña debemos proporcionarle unos cuidados. El primero de ellos, que no permanezca mojado mucho tiempo; si es necesario, por ejemplo, tras un baño a última hora de la tarde, le secaremos con algún método artificial, ya que no solo corre el riesgo de enfriarse si llega la noche y todavía está mojado, sino que la piel puede acabar dañada por el exceso de humedad.
Si el perro se ha bañado en el mar, es imprescindible aclararle con agua “dulce”, de lo contario, el salitre del agua le puede producir irritaciones en la piel que después requerirán cuidados más complicados.
También el agua del mar puede irritarle los ojos, por lo que si estos siguen enrojecidos transcurrido un tiempo tras el baño, te recomendamos que lo consultes con un veterinario.
Por supuesto, si estás de vacaciones en una playa donde el perro puede bañarse, no es necesario que le bañes con champú todos los días, sino que basta con que le aclares con agua limpia no salina. Eso sí, un buen baño con champú y acondicionador es imprescindible al final de la temporada.
Sobra decir que si el perro se sumerge en agua sucia o contaminada, también debes bañarle concienzudamente para eliminar los restos potencialmente patógenos. Tampoco hace falta recordarte el riesgo que supone para su salud que la ingiera. Por ello, al menor síntoma de trastorno gastrointestinal o irritación en la piel es obligatoria la consulta con un veterinario.
Recuerda, también, los plazos de los baños que te indique el veterinario tras una vacunación, especialmente en los cachorros, ya que una bajada de defensas en este proceso puede resultar fatal.
Via: Royal Canin